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La delgada línea entre el humor y la agresión

Por: Maria Paula Brito - Andrea Apolo

Este pasado 27 de marzo de 2022 se llevó a cabo la nonagésima cuarta entrega de los Premios Óscar, evento transmitido en todo el mundo debido a su gran popularidad e historia. Como se sabe, en esta controversial entrega sucedieron varios temas a discutir. El más claro y comentado ha sido el ataque de Will Smith al comediante Chris Rock; esto debido a un chiste dicho por el comediante en contra de la esposa del actual ganador a mejor actor.

El problema recae en el trasfondo de lo dicho en contra de Jada Pinkett Smith, quien sufre de una enfermedad autoinmune que produce alopecia (calvicie). A esto se debe su reciente cambio de look, el cual fue el detonante del chiste del comediante Chris Rock, quien dijo: “Jada, no puedo esperar a GI Jane 2”. Película en la cual la protagonista, Demi Moore, aparece rapada.

En este sentido, cabe analizar si burlarse de la enfermedad de una persona puede ser aceptado como una broma o no, tomando en cuenta la delicadeza de la situación, y cómo puede afectar a Jada Pinkett Smith padecer esta condición. De igual manera, se deben analizar las consecuencias que pueden tener dichas burlas en la autopercepción y la imagen propia.

Se reflexiona hasta qué punto esto fue un chiste, una agresión o inclusive un acto de discriminación hacia una persona que sufre de una enfermedad crónica, ya que el chiste anunciado en la ceremonia, fue una burla dirigida a su apariencia causada por la alopecia. Respecto de esto, cabe recurrir a la Convención Interamericana contra toda forma de Discriminación e Intolerancia, que dispone: “ (…) La discriminación puede estar basada en motivos de nacionalidad, edad, sexo, orientación sexual, identidad y expresión de género, idioma, religión, identidad cultural, opiniones políticas o de cualquier otra naturaleza, origen social, posición socioeconómica, nivel de educación, condición migratoria, de refugiado, repatriado, apátrida o desplazado interno, discapacidad, característica genética, condición de salud mental o física, incluyendo infectocontagiosa, psíquica incapacitante o cualquier otro[1].”

En el mismo sentido, Nicolás Agostini sostiene que: “El humor agresivo puede desplegarse para menospreciar, burlarse o deshumanizar a las personas”. Respecto a esto se debe hacer una especial observación a lo que pasa con el uso del internet, en el cual, con pretexto de la libertad de expresión, muchas veces excusa el odio y la agresión. De esta manera, los chistes y bromas sirven como un escudo protector de personas que en realidad están agrediendo a otras; en muchas ocasiones escondiendo el racismo o machismo detrás de sus, aparentemente, inofensivas declaraciones. El mismo autor sostiene que:

Desde una perspectiva “de seguridad”, ciertos tipos de bromas (sexistas, racistas, transfóbicas, etc.) y ciertos tipos de humor (humor negro, humor juvenil, comedia azul, sarcasmo) son problemáticos, ya que pueden dañar la dignidad humana, ofender a las personas y socavar sus derechos.

Si bien es cierto que las bromas forman parte de la relación social del ser humano, éstas a su vez son subjetivas y su aceptación dependerá de cada persona.[VDEM1] Freud señaló que el chiste es una provocación consciente y cómica frente a una intuición o una situación. La creación de una broma está conformada por tres elementos que Freud menciona que son: el que comunica la broma, quienes la reciben y el lugar donde se las va a realizar. Por otro lado, McGraw señala que las bromas toman algo horrible y lo convierten en estúpido.

Una vez analizado lo que produjo una “simple broma”, cabe mencionar que este acto produjo consecuencias, como es la agresión física que el actor Will Smith le propinó al comediante Chris Rock; una violencia física directa trasmitida a nivel mundial.

Frente a esto, hay que decir que toda violencia, tanto física como psicológica, atenta contra la dignidad humana y principios fundamentales de todo ser humano; sin embargo, depende de cada persona determinar cuándo una broma se vuelve cruel o, en su defecto, es inofensiva. Creemos que dependerá del contexto, la situación y el receptor.

En este caso, al existir un receptor que padece alopecia y fue víctima de una broma y risas crueles que afectaron su integridad, el humor se tornó agresivo. A su vez también debemos tener presente que la violencia ante estos actos no es la mejor alternativa. Una broma, o propinar cualquier tipo de agresión no es la solución, puesto que no arreglamos el primer conflicto sino más bien lo empeoramos.

Referencias:


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